2008-03-20

GAETA e SPERLONGA

En la estación de Formia nos esperaba Pasquale con una sonrisa y dos brazos abiertos. Llegamos allí el sábado a eso de las 21.30. Marta aguardó en su palacio porque tenía que estar vigilando el sueño de sus dos peques. ¡Marta y Pasquale! Hacía que no los veía otra tirada buena de años. Pero una vez más se reafirmaba la teoría de que la amistad es un estado de cercanía espiritual, no corporal. Nos bebimos una botellita de vino mientras intercambiábamos relatos de las experiencias vividas, opiniones y gestos de cariño.
A la mañana siguiente vi a la maravillosa princesita rubia de ojos grandes, Lucia, que jugaba en el patio con su hermanito, Marco, al que aún no conocía. La última vez que vi a Lucia no tendría un año y ahora viste y habla como una señorita grande, porque ella es grande ¿verdad? El más enano de la casa atrapa a la gente con su mirada alegre y traviesa... no le hace falta decir palabra para que los demás entiendan su intención.

Foto 1: La familia disfrutando de una tranquila mañana de domingo en su exótico patio.


Foto 2: Aperitivo italiano en Gaeta antes de ir a comer.


Foto 3: Playa de Gaeta.


Foto 4: Bajo el azul cielo estrellado de las calles de cuento de Sperlonga; un pueblo blanco y de calles estrechas y laberínticas.


Foto 5: Sperlonga. Después de haber llenado los estómagos en un "chiringuito" a lo italiano, vinimos a este fantástico pueblo que hace que las imaginaciónes vuelen.


Gracias a los cuatro por habernos acogido en vuestro palacio de princesas y habernos descubierto los mágicos y tranquilos pueblos de Gaeta y Sperlonga. Ha sido un verdadero placer jugar con vosotros y formar, por unos instantes, parte de vuestra hechicera familia. Me ha encantado hablar con vosotros. Ciao!

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