2008-04-22

Ama Lur

Gaur da gure Ama Lurraren eguna... beno, neretzako egunero da bere eguna, zeren beregaitzik gauz gu hemen; berak eman dozku daukogun guztixa, baina guk ez-ikusiarenak egiten ikasi dogu... edo, beharbada, eta hori baino txarraua dana, benetan jendeok ez dakigu zer dan eta zenbat dan zor dotzaguna gure Lurrari, gure Ama Naturari: BIZIA! Lurragaitzik ez balitz izengo ez legoke bizitzarik. Hori bezain sinplia da, baina ala ta guztiz be bai, hor gabiz gu dana suntsitzen edozein lekutan eskuak edo hainkak ipintzen doguzen bakoitzien... eta gero kexatu eitzen ga batak bestiai lehergailuak ipintzen dotzaguzelako, gudak eragiten doguzelako. Zer espero da ba, bere sustraiak nundik datozen ez dakizen gizaki batzuengandik? Ez badaukogu oinarrizko errespetu bat guk bizia zor dotzagunari, zer sentitu behar dogu gu bezelako beste errespetu gabeko bizidun batengandik?

Eta gero, horrenbeste erlijiotan galtzen da jendia... Lurrai, Eguzkixai ta gainontzeko naturako elementuei eskatu biherko geinkioke... eta ez eskatu bakarrik, baita haren ta haren interesen alde jokatu, beti. Azken finien, hori da gizadiak amaierako amildegiruntz daukan etengabeko martxa geldituko dauen gauza bakarra... eta beldur naiz, ez ote dan ia lar berandu izengo! Holan bada be, pozten naz, ze guk hori eta gehixau merezi dogu. Hain okerrak eta berekoiak izetiagaitzik. Hainbestetan entzun dotaz telebistan, irratixan eta jendian ahotan aldaketa klimatikuan kontuak. Ba beitzu, etortzia dauko aldaketa horrek, ia guk danak erditik kentzen gaituen... gutxienez, eta behingoz, irabazten urtengo zan bakarra Ama Lurra izengo zan... ze azkenien askatuko zan horrenbeste min emoten dotzan birus honengandik: gizadiangandik. Eta orduen bai! orduen eukingo leuke aurrera eitzeko aukera bat!

Ba hori, patxo bat gure guztixon Amantzako.


Hoy es el día de nuestra Madre Tierra... aunque para mí todos los días son su día, ya que es por ella que estamos nosotros aquí; ella nos ha dado todo lo que tenemos, sin embargo hemos aprendido a hacernos los despistados... o, quizás, y lo que es peor, sea verdad que ya la gente no nos damos cuenta de qué y cuánto es lo que le debemos a la Tierra, a nuestra Madre Naturaleza: ¡LA VIDA! Si no fuera por la Tierra no habría vida. Es tan simple como eso, pero aún así no dejamos de destruirlo todo cada vez que metemos nuestras zarpas o pisamos algún lugar... y, después, nos quejamos de que andamos poniéndonos bombas los unos a los otros, de que provocamos guerras. ¿Qué se espera, pues, de unos seres que no saben en dónde nacen sus raíces? Si no tenemos un respeto básico a la que debemos nuestra vida, ¿qué vamos a sentir por otro ser con tan poco respeto como nosotros?

Y, luego, la gente se pierde en tantas religiones... deberíamos pedirle a la Tierra, al Sol y al resto de los elementos naturales... y no solo pedirle, sino actuar siempre a favor de ellos y de sus intereses. Al fin y al cabo, esa sería la única manera de parar la marcha imparable que tiene la humanidad hacia ese abismo final... me pregunto si ya será demasiado tarde. Me alegraría si así fuera, porque nos merecemos eso y mucho más. Por ser tan malos y egoistas. ¡Cuántas veces habré oido en la tele, la radio o en boca de la gente el asunto del cambio climático. Pues ya podría llegar, a ver si nos quita a todos del medio... por lo menos y por fin, la única que saldría ganando sería la Tierra... porque al fin se libraría de este virus que le está haciendo tanto daño: la humanidad. ¡Y, entonces, sí que tendría una oportunidad de salir adelante!

Pues eso, un beso para la Madre de todos nosotros.

2008-04-21

Cita médica en casa del Ogro

Hace unos día fui a hacerme el reconocimiento médico para la empresa. Tenía cita a las ocho y yo llegué a menos cuarto. Aún solo estaba la chica de la limpieza pero me dejó pasar y esperar en la salita habilitada para ello. A eso de las ocho y cuarto llegó una médico y la chica de la recepción; ambas cotorreando y poniendo a parir a alguna compañera suya. Entraron, ni me miraron, seguían despotricando... árdua tarea la de despotricar. Mas o menos a las ocho y media la médico me preguntó si estaba allí para el reconocimiento y que de qué empresa venía. Me hizo pasar con ella.

La tipa ni levantó la cabeza para saludarme cuando entré. La segunda pregunta que me lanzó fue la de “¿cuánto tiempo llevas trabajando en esa empresa?”, a lo que respondí amablemente “tres semanas”. Su reacción fue soltar un soplido de asco y vomitar las palabras “¡pff! ¡empezamos bien!”... exactamente eso fue lo que yo pensé. ¿Qué es lo que va mal en la vida de la gente? ¿Pero qué extraña razón es la que hace que la señorita X comience queriendo amargar el día de su paciente? A mí me pasaba por la cabeza el hecho de que por lo menos no estaba enferma. Cuando vas al médico lo que se busca es una voz alentadora y protectora que te diga lo que te ocurre y qué hacer para curarte; pero ante todo, una voz que entienda por lo que estás pasando... ¡que los médicos no pueden tratar a la gente como si fueran una mierda! ¡que deben estar capacitados para hablar y tranquilizar a los enfermos! La señorita X, seguía con su retahíla monótona de preguntas, mientras a mí se me iban las ganas de contestarle con educación. Aún así, intentaba sonreírle. Pero imposible; en ningún momento hizo amago alguno de que quisiera mirarme a los ojos... Llegó a decirme con la misma brusquedad y desgana que por qué no le había dado el papel que llevaba en la mano a su compañera en recepción... ¡en fin! Lo que hay que aguantar... tonta laba de mí no tube su misma proporción de geta para decirle que debería ser más humana, y que dejara de actuar como si fuera una máquina con cortocircuitos.

La verdad es que me pareció su comportamiento tan injusto que todavía hoy me cabreo al pensar en aquel momento. Menos mal, que eso fue el viernes y tenía por delante un fin de semana peleón...

2008-04-11

MIS PROGRESOS CON EL COCHE

No hay progresos. Yo, que ya me creía una experta conductora me he dado con un canto en los dientes. ¡Jaja! Hace dos días, regresaba del trabajo cuando un acontecimiento sobrenatural hizo que mis aptitudes frente al volante salieran a relucir. A relucir por su ausencia...¡Jaja! Ya estaba dentro de mi pueblo, ya estaba casi sentada en el sofa de mi sala, pero no. Solo conducía por la cuesta de Santana, que es una calle que asciende justo por detrás de la iglesia de mi pueblo. Pues caaaaasualidad un coche con todas las puñeteras luces de emergencia parpadeando impedía el paso a todos los que por aquel carril circulábamos. Y, claro, como no me quería merendar al que marchaba en sentido contrario, pues tuve que aminorar la velocidad hasta el punto de ir a cero por hora y parar en inclis (* significado debajo del todo). El problema no fue aquel, sino el momento en que mis ojos advirtieron que ya no había más coches circulando en la otra dirección y que, por consiguiente, podía rebasar mi carril y salvar el obstáculo que suponía aquel coche intermitente, mejor dicho impertinente, a la marcha hacia mi hogar.

(1) Con el pie izquierdo sobre el embrague intentaba buscar el punto exacto de equilibrio inestable, en el que el coche no se va para atrás y puedes así arrancar, mientras que mi pie derecho se despegaba muy lentamente del freno para ir a pisar el acelerador. Un segundo de gloria. Eso es lo que pasó antes de que la furgonetilla se quedara sin fuerzas y suavemente comenzara a dejarse caer hacia el vehículo que esperaba detrás. Me apresuré a frenar. Punto muerto, desenchufar la llave y arrancar el motor. Y una vez más (se sigue leyendo en la marca “1” que se encuentra en el comienzo de este párrafo, hasta que se llegue a este punto seis veces).

Durante el tiempo que se ha estado leyendo el párrafo anterior, un transeunte que miraba el espectáculo desde la acera de enfrente, más preocupado que una, sufriendo en sus carnes el apuro de alguien que no es capaz de hacer algo bien, hacia muecas con sus manos y brazos para pedir a los coches que circulaban en sentido contrario que pararan su paso para que yo pudiera sobrepasar al estorboso coche... Yo, a su vez rogando para que no pararan porque ya estaba haciendo bastante haciendoles esperar a los seis-siete coches que ya hacían cola detrás de mí.

En un momento de lucidez, me vino a la cabeza un susurro de alguien que hablaba sobre una “trampa” que se puede hacer en estos casos de tensión. (Imagínese con efecto de rever) “Utiliiiza el freeeno de maaaaaanooooo...”. Me relajo, respiro y meto el freno de mano como la vocecita salvadora me indica. Piso el acelerador con fuerza, suelto el freno de mano... y otro segundo de gloria antes de que el coche se ahogara, una vez más. Los habitantes de mi fila se empezaron a poner nerviosos como es obvio, y yo repetí otro par de veces la actividad del párrafo “1” (visto que la voz del angel de la guarda hubo resultado un fracaso) hasta que, por fin, salí del agujero. No sé cómo lo hice, pero salí. Subí la cuesta echando leches: menos mal que pille el semáforo en verde, que otra de aquellas en tan poco trayecto me hubiera dejado sin fuerza ninguna.

Ea. Al final, antes o después, de toooooodo se sale...



[Nota de la Traductora * Inclis: Ni horizontal, ni vertical, sino todo lo contrario. Palabro que se utilizaba entre los niños cuando yo era pequeñita (no dispongo de datos actualizados), y que viene a expresar “estado de inclinación”. Un ejemplo muy cotidiano de su uso se daba cuando jugábamos a los cromos. Estos caían boca arriba o boca abajo, pero no siempre; rara vez quedaban apoyados contra algo y no podíamos concluir si se había ganado o se había perdido. Para estos casos reservábamos el término técnico aquí explicado con precisión.]

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Y, ya para terminar, dejo por aquí, un enlace a un video que me enseñó Aitor y con el que me reí tanto que quiero mostrar a todos:
http://www.youtube.com/watch?v=aZJgd5tgP6M

(Va sobre la canción del verano y un señor auténtico.)




2008-04-02

TODO LLEGA...

Todo lo bueno se acaba (y lo malo también). Y se me acabaron los días de gandulear y viajar... la verdad es que ya iba teniendo ganas de empezar a trabajar. Comenzar una nueva vida, con caras nuevas e ideas nuevas. Solo llevo dos días en Forjas de Berriz y ya tengo la cabeza saturadísima de información... intentando arreglarla de la mejor manera en mi cerebro para que después pueda utilizarla de forma correcta y coherente. Mentira. No soy capaz de acordarme ni de la mitad de las cosas que me han explicado. Pero tampoco me importa. Tengo boca y un buen chorro de voz, por lo que sigo la filosofía de “preguntando se llega a Roma”. Y, además, que no hay prisa, que poquito a poco buena letra, que con paciencia y buenos alimentos llegaré a ser una gran profesional del sector.

Y no solo eso: ¡llegó la hora de ponerme al volante! Los días anteriores aita me acompañaba con una mano en el agarradero de encima de la ventana y la otra en el freno de mano... pero hoy ya he ido sola y solo se me ha calado el vehículo una vez, ¡que ya es un logro!

Creo que por fin ha empezado una nueva etapa en mi vida. Ayer, cuando caminaba hacia casa después de tomarme el té de después de cenar, escuché a un sapo cantar su monótona canción... pero yo me di cuenta de cómo me estaba dando las buenas noches y yo amablemente le respondí “gabon, sapu jauna!” (buenas noches, señor sapo); y sin razón aparente me sentí feliz y llegué a mi hogar sonriendo sola.