2008-01-31

HOLA

Aquí me presento de nuevo, para seguir escribiendo para mí y para el que quiera. No sé siquiera si tendré algo que contar. Nada demasiado interesante, ni nuevo... pero siempre puedo filosofear un poquito, dar rienda suelta a mis pensamientos o contar alguna anécdota que me haya hecho reir.

A decir verdad, me satisface enormemente escribir. No pretendo hacerlo cada día, sino que esperaré a que la inspiración se adueñe de mis dedos y haga su trabajo. No es bueno forzar las situaciones... nuestros amigos los marroquíes dicen algo que me encanta “prisa mata, amigo”. Pues eso mismo. Sin prisas, me iré abriendo el camino hacia el mundo de las letras, que mezcladas unas con otras, forman palabras que nos cuentan algo que ya sabíamos (o quizá, no), pero de manera diferente. He llegado a escribir cosas que me han sorprendido incluso a mí, ya que cuando los sentimientos empiezan a emerger por mis manos, en lugar de mi boca, la expresividad se vuelve diferente. Algunos tienen la maravillosa habilidad de tener una buena oratoria (cosa que yo, siendo tan dicharachera, no tengo)... sin embargo, me explayo mejor si cojo papel y boli o, en este caso, empiezo a teclillear. Hay momentos en que no pongo demasiada atención a lo que estoy escribiendo porque lo que llevo dentro es tan profundo que no sabría pronunciarlo; sin embargo mis manos saben cómo hacerlo.

Empecé a escribir a la edad de 12 años, cuando me regalaron mi primer diario el día de mi comunión. Desde entonces no he parado. Antes soñaba hasta con escribir una novela. ¿Quién sabe si algún día...?

Bueno, todo esto para justificar que quiero seguir escribiendo. Que un día empecé a escribir un blog para contar a mi gente mi experiencia canadiense. Pero esta acabó y ya no tenía excusa para seguir garabateando mis andanzas. Y me he dado cuenta de que no necesito ni razones, ni excusas, ni justificaciones para hacerlo.