2009-01-12

¡Hay que ver cómo se pasa la vida! Entre manos ya el 2009, para que podamos amasarlo con nuestra imaginación y que tome la forma que queramos. Este año, será para mí el mejor; sin lugar a dudas. Y puede serlo para todos. Si yo puedo, todo el mundo puede. A finales del año pasado conseguí encontrarme por fin. Me encontré a mí y encontré al mismo tiempo a la vida, que me esperaba contenta. Por fin, me despojé de todo atisbo de tristeza y desconfianza, y me llené de un vacío agradecido. Me llené de mí y hablé directamente con el Universo; las estrellas han esparcido, por su parte, sus polvos mágicos para que mi yo más yo comenzará a brillar con toda su fuerza. Y cuando menos esperaba encontrar nada más, apareció otro yo, que haría que me sintiese completamente entera.

Hace poco más de un mes conocí a Gorka. No sé cómo se hace para que algo tan nuevo en nosotros sea ya tan antiguo... Vuelvo a gritar al mundo que me he enamorado; y eso exactamente es lo que mejor se me da en esta vida. ¡Ojala todo el mundo se enamore! He ahí mi deseo para toda la gente en el 2009. ¡Y que dure lo que dure dura! ¡jeje! Que sea eterno; o que los momentos que pasemos sean los momentos que nos gustaría llevar con nosotros a la eternidad; y que tengamos fe en lo que somos y en lo que queremos. El resto nos vendrá servido en una bandeja de plata en forma de chocolate negro de calidad superior (o que cada cual se imagine como lo quiera).

Ta bueno, bukatzeko Unai Iturriagak bertso txapelketa finalien botatako azken bertsuan zati bat...


Eta gaurkoz be gustora

inoz baino gustorago

ta ez begitu errukiz

ta ez begitu arraro

berdin dozt zer dinozuen

enamoratuta nago...


2008-12-17

(3) - tarde pero seguro -

Ya casi ni me acuerdo de lo que pasó, si no hubiera sido un desenlace de fin de semana estrambótico. Las dos flipadas en el coche bailando, cantando… sin hacer demasiado caso a los letreros. Pasamos por Iruña, pero a ninguna de las dos nos pareció raro pasar por allí. En vez de eso proseguimos nuestros cánticos con el histórico “a San Fermín pedimos…”. La felicidad se había apoderado de nosotras y nos guió casi hasta Donosita. Solo nos dimos cuenta que nos habíamos confundido de salida cuando estuvimos a doce míseros kilómetros de la capital ñoñostiarra. ¡Jajaja! Decidimos que si habíamos llegado hasta allí sería porque teníamos ganas de ver el estado de la mar… asín que entre jaja y jaja intentamos encontrar la entrada a la autopista que nos devolvería hasta Durango. Pero entonces ocurrió algo: se nos fue el coche. Normal, con tanta vuelta y salida a rotondas que no nos llevaban a ninguna parte, al pobre vehículo de la Putuz se le fue la olla. Justo en un puente que pasaba por encima de la susodicha autopista dimos un par de vueltas o tres antes de frenar por el largo rozamiento contra la barandilla del puente (gracias, barandandandandilla por protegernos de una caída libre interesante). Nos paramos mirando al sentido contrario. Las dos en silencio. “Llama al 112”, la voz de mi amiga me sacó de mi trance. Cojo el móvil, marco los números y me atiende una agradable voz de mujer “Larrialdiak, bai, esan?”. Yo intento explicarle lo que nos ocurrió, cuando de pronto me preguntó “non zaudete?” (¿dónde estáis?) y yo me quedé muda. No tenía ni la menor idea de nuestro paradero. Miré a Guruz y se lo pregunté a ella. Ni idea. Tuve que colgar a la amable mujer del 112 para poder averiguar primero en dónde leches estábamos. Dimos media vuelta para ver si el coche marchaba. Andar, andar… anduvo un poco gilipollas pero al final andó. Como sacaba un ruido extraño, salimos del coche para ver lo que le pasaba. No veíamos nada fuera de lo normal; y para haber rozado tanto contra el puente no se veía casi rayazo alguno. Nos miramos con más calma y al ver que ambas estábamos de pie y respirando, nos abrazamos emotivamente para celebrar nuestra buena salud. No obstante, seguíamos sin saber cuál era nuestra ubicación, por lo que decidimos parar al primer señor o señora que pasara por allí. Un chaval muy majo, salió del coche para echarnos un cable; se preocupó por nosotras cuando le contamos lo ocurrido y se descojonó otro poco al oír nuestra pregunta. Nos respondió y nos aconsejó que saliéramos del coche y nos fuéramos a las hierbas del otro lado del arcén mientras esperábamos a que llegara la grúa. Parecía ser que estábamos en Lasarte. Aún hoy es el día en que no sabemos qué leches hacíamos en Lasarte si nuestro recorrido pasaba a unos 100 kilómetros de allí… en fin, sorpresas de la vida. Así es y así se lo hemos contado. Y así se lo contamos también al simpático gruísta que nos acompaño hasta la Opel de Durango. Creo que vinimos todo el trayecto a carcajada limpia. El señor flipaba con las dos taradas que aposentaron sus culámenes en su doble asiento de copiloto. Le dimos las gracias con un “yo para ser feliz quiero un camión…”.
Salud y República.
Paz y Amor.
Sexo, Drogas y Rock&Roll.

2008-12-05

By: Maider Leibar Urrejola

Azpijoko ederra Aldundiak eginikoa!!
Jakin nahiko genuke Aldundiak jasotzen dituen diru-sarrerak nondik datozen. Antza denez, Euskal Autonomi Erkidegoko biztanleek ez dute horretan eskuhartzen.
Logroñoko taberna batean egunkaria irakurtzen geundela azkenengo orrialdean –La Diputacion de Vizcaya traerá el 4 de Abril a AC/DC a Bilbao– irakurri eta nire laguna eta biok elkarri begiratu genion pozarren. –Egunero albisteak entzun beharko ditugu sarrerak salmentan noiz jarriko dituzten jakiteko– esan nuen. Eta horrela egin genuen azaroaren 21ean Radio Euskadin entzun nuen arte.
Sarrerak azaroaren 27an, osteguna, jarriko ziren salmentan. Goizeko hamarretatik aurrera lor zitezkeen. Tick Tack Ticketen web orrian, Ikatz Argazki Dendetan, Fnac-en, telefono bidez eta El Corte Inglesen eros genitzakeen. Hamazazpi mila sarrera inguru jarriko ziren salmentan eta bakoitzak hirurogeita bat koma berrogeita hamar euro balioko zuen.
Informazioa bageneukan eta egun horretan goizeko zazpietarako Durangoko Ikatz Argazki Dendan geunden. Ni ehun eta bederatzigarrena nintzen, txarto ere ez!! Esan beharra dago egun horretan hotz egiten zuela.
Goizeko hamarretarako bageunden bostehun bat pertsona ilaran. Denok denda noiz zabalduko zain; irrikitan, urduri… Azkenean hamarrak!! A, ze poza!!. Ilara zerbait mugitu zen baina hasierako zirrara atzean utzi eta nahasmena gailendu zen. Denbora aurrera zihoan eta guztiok hamarretan geunden leku berberean; geldi, mugitu barik. Hamaiketarako lau sarrera, soilik, saldu ziren. Dendako langile bat irten zen azalpenak eman nahian.
-Zerbidorea ez dabil, kolapsatu egin da– esan eta dendara sartu zen berriz.
Ordu bata aldera, ilarak han jarraitzen zuen. Bakoitza bere tokian lepokoa, txanoa eta eskularruak kendu barik. Orduan jarri gintuzten jakinaren gainean, sarrerak agortuta zeuden. -Agortuta??, non daude hamazazpi mila sarrera horiek??– galdetu genuen aho batez. Sinestezina izan zen egoera. Jakin izan genuenez, Euskal Autonomi Erkidegoan 295 sarrera saldu omen ziren. Eta beste hamasei mila zazpiehun eta bostak non gelditu ziren? Iker Jimenezi galdetu behar enigma hau argitzeko.
Badirudi, Aldundiak lortu duela bere helburua. Kanpotik jende ugari etorriko da eta hauek BEC inguruko hotelak-eta beteko dituzte. Gainera, bide batez, turismoa egingo dute Bizkaian zehar. Iragarki hoberik ba ote!. –VEN Y CUENTALO-.

2008-11-28

(2)

se me va el hilo... claro, tanto tiempo sin escribir... normal. Casí me marcho a casa sin decir que un martes que estaba en dantzas, una llamada alteró la normalidad de mis clases. "Bai?" contesté. Respuesta: "Túuuu, ¡escantada!"'¡Solo podía ser una persona! La voz de Antonio le dió un vuelco a mi corazón y me llené de alegría. Me pongo igual de feliz solo de recordar el momento. ¡Había dejado de bucear bajo las aguas malasias, para venirse a Euskadi de vacaciones! ¡Y qué mejor lugar que Txoeider's home para eso! Quedamos que para el jueves que venía organizaría una cena en la sociedad de Ane.
Llegó el gran día y les encontraría en la Parra (a Antonio, Antonio y Ana). La emoción me salió en forma de gritos al entrar en el bar y verlo sentadito con una birra en una de las mesas. Cero coma dos segundos fueron los que necesitamos para sentirnos como en casa. La misma voz, los mismos hablares chanantescos, gestos, bromas... ¡qué guay! Esa noche charlamos hasta las 5.30 de la mañana, porque se nos agotaba el tiempo. Hora y media más tarde yo me levantaría y sin hacer ruido me marcharía a Forjas para otro día de labor.
Ese mismo viernes, volví a casa, y después de comer, preparé la mochililla para encontrarme con Guruzne en Berriz y tirar millas para Toledo. Digo Tudela. A la tierra de las alcachofas (y no hablo de las alcachofas que se pillan con nocturnidad y alevosía), para encontrarme con otro viejísimo amigo. Hacía seis pedazo años que no lo veía: ¡Ibra! Tres pedazo de abrazos nos bastaron para recuperar el tiempo perdido. Dejamos su coche bien aparcadito en un barrio, que parecía tranquilo, a la entrada de la ciudad.
Nos hospedamos en una habitación de tres camas en el Hostal Remigio (al que tengo que hacer propaganda por lo bien que está situado y lo agusto que estuvimos). La chica de la recepción nos indicó hacia dónde caminar para encontrar la marcha alternativa y clandestina. Así que plano en mano nos hicimos amos de la noche tudelana. Para variar nos lo pasamos mejor que nunca; cosa que se repitió el sábado.
Lo bueno llegó después. Ninguno de los tres se acordó de que el domingo por la mañana debíamos dejar la habitación antes de las doce. Por eso no sonó ningún despertador. La amable insistente llamada a la puerta de la chica de la limpieza tuvo que liberarnos del calorcito de las sábanas para que nos pusieramos en marcha porque nuestro tiempo en su establecimiento había acabado. Vistiéndonos con un ojo abierto y el otro cerrado por vacaciones, agarré mis pantalones para descubrir que mis pantalones estaban empapados inexplicablemente. Y una zapatilla de Ibra también. Sin entender todavía el por qué de aquel suceso, decidimos pasar primero por el coche de este para que cogiera sus botas secas. Llegamos al aparcamiento. Pero no había coches. Sustito. Y había millones de cristalitos en su lugar. Sustito. Y en medio de tanto cristalito una pegatina naranja fosforito. Sustito. Aviso del depósito de vehículos de la policía municipal. Sustito. "Cabezas arriba, no nos alteremos!" balbuceé. Aquellos viandantes que circulaban por allí en aquel preciso momento no tenían ni idea de dónde estaba el depósito, pero nos dieron una idea que nos sacaría de aquella inacción. Flipando con la situación nos dirigios hacia una carrera donde se suponía encontraríamos a los municipales cortando calles. Así fue. Le dijimos que nos indicara por favor dónde estaba el dichoso depósito, ya que nos habían llevado el coche de un lugar aparentemente seguro, sin OTA y sin prohibiciones. Nos preguntó entonces "No será por casualidad una Combo, ¿no?" Así era. Pues, al parecer un delincuente habitual de origen extrangero, álias "el egipcio" (!), había irrumpido en el vehículo, tras romper el cristal del piloto, con el único propósito de encontrar un lugar calentito donde pasar la noche. ¡Anda que... y nosotros pagando pa dormir! Total, llegamos al lugar del crimen y allí estaba desamparado el cuerpo de la víctima. Millones de cristalitos por doquier. Sí, Ibra reconoció rápido su coche. Pero aún tendríamos mucho que hacer. Tenían al señor arrestado y necesitaban una denuncia para que sus fechorías tocasen fondo. Así que por Tudela buscando a la Policia Nacional. Tras una retahíla de preguntas, fuimos a hacer tiempo y turismo. Pues nos habían dicho que lo menos hasta pasadas dos horas no podríamos recoger el auto. Todo esto nos vino genial, pues si no hubiera sido por eso, no hubiéramos o hubiésemos recorrido todo Tudela como al final lo hicimos.
Coger el coche, quitarle lo más gordo como pudimos, encelarle la ventana con plástico y celo marrón y caminito a una gasolinera con aspiradora. Límpiamos todo lo bien que pudimos y cada uno se separó hacia sus destinos alejados.
Pero la cosa aún no había acabado para Guruz y pa mí...
(seguirá...)

2008-11-17

Bueno, bueno, bueno... he crecido tanto durante estas últimas semanas tanto espiritual, como personal y socialmente, que no sé por dónde empezar a relatarlo. Hace tres semanas disfruté del mejor concierto de los que he asistido desde hace muucho tiempo. Oihana y yo nos pusimos en las primeras filas para poder sentir mejor su música y su poesía. A eso de las diez empezaría la sesión de emoción que nos sumergiría a las dos en un silencio del que no saldríamos hasta pasadas dos horas. Todavía, al oír su música, es como si me emborrachara de emociones. Katamalo; gran proyecto, ¡sí, señor! Me hubiera encantado subiros uno de los vídeos que grabé, pero lo he intentado y creo que son archivos demasiado gordos.

Hace dos sábados, Oiha and me (para variar, vaya dos patas pa un banco...) nos montamos en su automóvil y nos fuimos a Burgos de puntazo, ¡para ver a mi Pepe que nos esperaba con los brazos bien abiertos y una sonrisa de oreja a oreja! Tras dejar los trastos en su casa, llegó un amigo suyo silvando, Chema (poeta y ex-paracaidista), y la noche empezó a navegar en una nube de atmósfera bohemia, friki y divertida que se prolongó hasta el amanecer del día siguiente. Empezamos con las birras en El Patillas, donde gente de todas las edades, tipos y colores se reune para crear música envueltos por un inmenso tapiz, amarillento de puro abolengo, de carteles de ferias, artistas y recortes de periódico. Una taberna que transporta en el tiempo y en el espacio; un agujero de color en algún rincón de la ciudad. Allí conocimos a los hermanos Quintanilla (¡menudos fieras!), al cantante de flamenco y otras gentes variadas, muy variadas. Para cenar nos esperaba un lugar fuera de lo común: una sidrería decorada bastante mal y hortera; había guirnaldas en el techo a lo caseta andaluza, gente vestida de gitana y ambiente de fiesta. La noche burgalesa no regaló muchas risas y una juerga de las de recordar.

(seguirá...)






2008-11-06

Felicidad, divino tesoro

¡Mi vida es bastante divertida de por sí! Y mi coche es un artículo-payaso que me he agenciado y que está metido en su rol al cien por cien. HAY UN CHARCO A LOS PIES DE MI COPILOTO. ¡Toma esa! Cada vez que aposento mi culito en mi Patxibusa, miro por el rabillo del ojo en dirección hacia la alfombrilla que debería de haber bajo los pies del acompañante invisible, y admiro, one more time, el agua que reluce con sus destellos, cual gotas de rocío en primavera, y da un toque de brillo al tapiz oscuro y aburrido.
Con las primeras lluvias de otoño, mi hermana experimentó la sensación de sentarse en un asiento húmedo y bajo una gotera en el interior de un coche. Aquel fue un aviso de lo que iba a acontecer cuando las primeras lluvias dejasen de ser primeras, para subir de nivel y alcanzar el rango de constantes chubascos tormentosos de 48 horas non stop… Tiempo y lugar he tenido para prevenir y no lamentar, pero si lo hubiera hecho, ahora no me partiría la caja cada vez que veo alguien nuevo y se lo cuento.
¡Quien no ve a Felicidad escondida en cada recoveco es porque no quiere jugar al escondite con ella!

2008-10-26

CONFESIONES DE UNA ESPABILADA

Va a ser que la gente tiene razón cuando me dicen que vivo en la luna. En las próximas líneas quiero explicar las fantasías que me monta mi cabeza. Bueno, o más bien, la última jugarreta que me ha jugado.
Llevo cierto tiempo (será eso de mes y medio, quizá sean dos) mosca con las luces de mi furgo. La cosa es que las cortas no alumbraban bien, o más bien, alumbraban una mierda (ruego disculpas por mi informal vocabulario) , y por eso, me veía obligada a darle a las largas cada vez que salía de una población (y siempre, procurando cambiarlas cuando me cruzaban los coches de frente). Lo comenté en casa y me recomdaron llevarlo al taller para que me pusiesen unos faros nuevos. Pero dejada que es una, yo seguía con mis lintenitas fundidas y mis largas, quejándome siempre, solo cuando me montaba de nuevo en mi asiento y giraba la ruedecilla de la luz. El otro día, cuando Ane y yo volvíamos de Durango, esta flipaba porque no nos reflejábamos ni en los escaparates... la cosa no eran solo alucinaciones mías. Le conté también el último descubrimiento sobre las palanquitas de mi buga: había encontrado una posición en la palanquita de la izquierda del volante, que si lo atraía hacia dentro, ¡la larga se hacía más larga! Pero esa segunda larga solo permanecía iluminada mientras yo mantenía la palanca accionada. Las dos comentamos lo rara que era mi adquirida furgonetilla.
Llegamos a casa donde ama y Txabi nos esperaban para cenar. Nosotras sacamos la conversación de la extraña disposición del sistema de iluminación de mi vehículo. No sé en qué punto del intercambio de experiencias alguien hizo el comentario que cambiaría el curso de todas nuestras sospechas. “Tú entras en el coche, le das dos veces a la ruedecilla y enciendes las cortas”. Mi cabecita despertó de su largo letargo y fantástico sueño, y abrí los ojos sorprendida mientras mis labios vocalizaban: “¿Qué? ¿Si le doy DOS veces enciendo las cortas? ¡Acabáramos!”. Las consecuentes risotadas y miradas de incredulidad me rodearon durante el tiempo que se alargó la ingesta de los manjares que teníamos por cena. Resulta que: ni mi coche era fantástico, ni el sistema de iluminación era diferente a la de cualquier otro vehículo, ni mis cortas estaban fundidas, ni tenía dos largas (larga y superlarga, como mi hermana había bautizado a mis extrañas luces), ni la gente se confunde cuando me dice que tengo una cabeza de chorlito. Era yo la que circulaba con las ilegales luces de posición, creyendo que eran las cortas fundidas (o las famosas lintenitas) y ponía las cortas creyendo que eran las largas (por supuesto, las superlargas eran simplemente las largas normales); era yo, la que inexplicablemente buscó una solución imaginativa a mi falta de coherencia y conocimiento “conductor”.
De este diálogo, del que ninguno de los cuatro jamás se olvidará, me quedaron dos buenas y otra mala sensación: las buenas son, que no tendré que preocuparme más de haber “deslumbrado” a los que circulaban por el carril contraio (puesto que era mentira o mero fruto de mi imaginación), y que no tengo que pagar el arreglo imaginario, pues se ha arreglado como si fuera un milagro (razón por la que estoy muy contenta); la mala, es que me digo ¡qué espabilada eres, Eider! Aunque la verdad es que luego me río de mi misma y soy feliz con estas chorradas que me pasan en la vida. Jejeje...