2008-12-17

(3) - tarde pero seguro -

Ya casi ni me acuerdo de lo que pasó, si no hubiera sido un desenlace de fin de semana estrambótico. Las dos flipadas en el coche bailando, cantando… sin hacer demasiado caso a los letreros. Pasamos por Iruña, pero a ninguna de las dos nos pareció raro pasar por allí. En vez de eso proseguimos nuestros cánticos con el histórico “a San Fermín pedimos…”. La felicidad se había apoderado de nosotras y nos guió casi hasta Donosita. Solo nos dimos cuenta que nos habíamos confundido de salida cuando estuvimos a doce míseros kilómetros de la capital ñoñostiarra. ¡Jajaja! Decidimos que si habíamos llegado hasta allí sería porque teníamos ganas de ver el estado de la mar… asín que entre jaja y jaja intentamos encontrar la entrada a la autopista que nos devolvería hasta Durango. Pero entonces ocurrió algo: se nos fue el coche. Normal, con tanta vuelta y salida a rotondas que no nos llevaban a ninguna parte, al pobre vehículo de la Putuz se le fue la olla. Justo en un puente que pasaba por encima de la susodicha autopista dimos un par de vueltas o tres antes de frenar por el largo rozamiento contra la barandilla del puente (gracias, barandandandandilla por protegernos de una caída libre interesante). Nos paramos mirando al sentido contrario. Las dos en silencio. “Llama al 112”, la voz de mi amiga me sacó de mi trance. Cojo el móvil, marco los números y me atiende una agradable voz de mujer “Larrialdiak, bai, esan?”. Yo intento explicarle lo que nos ocurrió, cuando de pronto me preguntó “non zaudete?” (¿dónde estáis?) y yo me quedé muda. No tenía ni la menor idea de nuestro paradero. Miré a Guruz y se lo pregunté a ella. Ni idea. Tuve que colgar a la amable mujer del 112 para poder averiguar primero en dónde leches estábamos. Dimos media vuelta para ver si el coche marchaba. Andar, andar… anduvo un poco gilipollas pero al final andó. Como sacaba un ruido extraño, salimos del coche para ver lo que le pasaba. No veíamos nada fuera de lo normal; y para haber rozado tanto contra el puente no se veía casi rayazo alguno. Nos miramos con más calma y al ver que ambas estábamos de pie y respirando, nos abrazamos emotivamente para celebrar nuestra buena salud. No obstante, seguíamos sin saber cuál era nuestra ubicación, por lo que decidimos parar al primer señor o señora que pasara por allí. Un chaval muy majo, salió del coche para echarnos un cable; se preocupó por nosotras cuando le contamos lo ocurrido y se descojonó otro poco al oír nuestra pregunta. Nos respondió y nos aconsejó que saliéramos del coche y nos fuéramos a las hierbas del otro lado del arcén mientras esperábamos a que llegara la grúa. Parecía ser que estábamos en Lasarte. Aún hoy es el día en que no sabemos qué leches hacíamos en Lasarte si nuestro recorrido pasaba a unos 100 kilómetros de allí… en fin, sorpresas de la vida. Así es y así se lo hemos contado. Y así se lo contamos también al simpático gruísta que nos acompaño hasta la Opel de Durango. Creo que vinimos todo el trayecto a carcajada limpia. El señor flipaba con las dos taradas que aposentaron sus culámenes en su doble asiento de copiloto. Le dimos las gracias con un “yo para ser feliz quiero un camión…”.
Salud y República.
Paz y Amor.
Sexo, Drogas y Rock&Roll.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

y luego sonó el despertador y vuelta a la rutina diaria, jajajaja


ERES GENIAL, TE IDOLATRO !!

te acuerdas akel viaje malacitano en asiento trasero de mi clio en lo alto de una grúa????


me alegra saber k estás bien, cuidate y nunca dejes de SONREIR !!!

by Malagueta Trance (el poder de la subbética en la costa)

Unknown dijo...

coñooo eidertxu,que en la segunda parte puse, vivir para contarlo, soy una bruja fea y calva. Me alegro que lo cuentes y quede como algo más para contar.

besitos guapetona

Unknown dijo...

se me olvidaba


SALUD y REPúBLICA y que viva trotsky.

más besos presiosa